Colección CIAC ha iniciado un programa piloto enfocado en el desarrollo de oportunidades de investigación y aprendizaje para artistas en formación a través de la realización de un viaje grupal de estudio a escenas artísticas del contexto internacional.
Colección CIAC es una asociación civil dedicada a la investigación y difusión del arte contemporáneo. Desde su fundación en 2008 ha apoyado y desarrollado exposiciones, publicaciones, proyectos artísticos y de investigación relacionados con las prácticas contemporáneas.
Actualmente, Colección CIAC ha iniciado un programa piloto enfocado en el desarrollo de oportunidades de investigación y aprendizaje para artistas en formación a través de la realización de un viaje grupal de estudio de escenas artísticas del contexto internacional.
Para esta primera edición piloto Viaje como experiencia de aprendizaje 2022 contamos con la consultoría de Sofía Olascoaga* como asesora invitada para el diseño general de la estrategia, desarrollo y evaluación, así como el enfoque educativo y colectivo del proyecto, que incluyó el acompañamiento grupal a lo largo del programa.
Viaje como experiencia de aprendizaje 2022 se realizó del 28 de mayo al 11 de junio de 2022 a las ciudades de Nueva York y Filadelfia, EUA, en vínculo con la Maestría en Producción Artística MaPAVisual de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, en el cual, se invitó a un grupo de estudiantes de dicho plan con el fin de abordar un programa de viaje grupal como un proceso de aprendizaje colectivo y como una experiencia complementaria a la formación e investigación profesional.
La colaboración se articula por el enfoque profesionalizante de las prácticas del arte contemporáneo que MaPAVisual posee, entendidas estas como los procesos que se desarrollan en las esferas artísticas tanto de la producción como de la circulación. De este modo, el programa Viaje como experiencia de aprendizaje se integra al programa en el interés que este sostiene por establecer que la obra no concluye en el taller o en el momento de la producción, sino que hoy el artista también debe conocer y experimentar lo que ocurre en los distintos momentos de la esfera de la circulación.
La edición piloto Viaje como experiencia de aprendizaje 2022 comprende la conformación de un proceso de trabajo grupal antes, durante y después del viaje, en el cual se realizarán sesiones trabajo a través de visitas y encuentros en los diversos panoramas locales —como museos, colecciones, instituciones culturales, espacios independientes, residencias, colectivos, proyectos educativos, entre otros— con el propósito de alimentar discusiones, diálogos, reflexiones e intercambios con agentes culturales en cada contexto.
Los artistas invitados en esta edición piloto fueron:
Los espacios visitados en esta edición piloto fueron:
Visitas a museos:
Visitas a parques/ proyectos en el espacio público:
Visitas a galerías:
Visitas a estudios de artistas:
Visitas a residencias:
El objetivo del proyecto es promover el viaje como experiencia para expandir la experiencia de artistas jóvenes y generar nuevos vínculos y perspectivas que refuercen su camino profesional.
Agradecemos sinceramente a las personas e instituciones que recibieron al grupo y han apoyado esta iniciativa.
*Sofía Olascoaga es artista, curadora e investigadora, quien se especializa en las intersecciones entre arte y educación mediante la experimentación con formatos para el encuentro y espacios para el pensamiento crítico, el aprendizaje y la acción colectiva.
Colección CIAC ha iniciado un programa piloto enfocado en el desarrollo de oportunidades de investigación y aprendizaje para artistas en formación a través de la realización de un viaje grupal de estudio a escenas artísticas del contexto internacional.
Relatos de un viaje a Nueva York
Este es un conjunto de relatos que entretejen imágenes y reflexiones detonadas por la experiencia de participar en el programa Viaje de Artistas en su Edición Piloto 2022 en la ciudad de Nueva York, organizado por la Colección Isabel y Agustín Coppel (CIAC) en colaboración con la Maestría en Producción Artística (MaPA Visual) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, y coordinado por Sofía Olascoaga.
Multitudes recupera mis intereses plásticos en relación a las escenas observadas en distintas zonas de Nueva York y a los detalles de las obras de otrxs artistas que encontré en los museos que visitamos. Anhelada Estatua contiene diversas representaciones de la Estatua de la Libertad y un relato que aborda inquietudes y cuestionamientos sobre uno de los monumentos más famosos del mundo que utiliza una representación femenina. Por fin en Nueva York es un recorrido a manera de crónica por los aspectos que más me impresionaron al sumergirme en las profundidades de este caótico, ecléctico e hiperacelerado lugar durante 15 días. Ciudad Juárez es (número uno), Ciudad Juárez es the (number one) recupera las preocupaciones y proceso respecto al trámite para conseguir la visa para entrar a Estados Unidos (EE. UU.) y mi viaje a este peculiar territorio fronterizo para obtenerla. Souvenirs corresponde a las primeras imágenes, impresiones y deseos que vinieron a mi mente en relación a la gran metrópoli después de que nos comunicaron la invitación a participar de esta primera experiencia como parte de nuestro programa formativo en MaPA.
Samara Colina Borja
Ciudad de México, México, 1992
Vive y trabaja en Guanajuato, Guanajuato, México.
Actualmente cursa la Maestría en Producción Artística (MaPA Visual) en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (2020-2022). Licenciada en Artes Plásticas por la Universidad de Guanajuato (2013-2018).
Recibió el premio de adquisición del XLII Encuentro Nacional de Arte Joven 2022 organizado por el Instituto Cultural de Aguascalientes, ganadora del Tercer Lugar en la 8a Bienal Internacional de Arte Visual Universitario en la categoría Alumnos (2021). Acreedora del premio de adquisición del XL Encuentro Nacional de Arte Joven (2020) otorgado por el Instituto Cultural de Aguascalientes. Fue beneficiaria del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) Guanajuato (2021).
Ha realizado seis exposiciones individuales entre las que destacan: Almenara en Casa Equis, Ciudad de México (2020); Uno más uno en la Galería Jesús Gallardo, de la Universidad de Guanajuato (2019) y De Ygnacio a Franklin en el Indigenous Roots Cultural Arts Center, Minnesota, EUA (2018).
Ha participado en más de 20 exposiciones colectivas nacionales e internaciones entre las que destacan: XLII Encuentro Nacional de Arte Joven, Casa de la Cultura Víctor Sandoval, Aguascalientes y Centro Nacional de las Artes, Ciudad de México (2022); Acciones de gravedad, La Tallera, Cuernavaca, Morelos (2021); 8a Bienal Internacional de Arte Visual Universitario, Casa de la Mora, Toluca, Estado de México (2021); V Bienal de Pintura José Atanasio Monroy, Centro Universitario de la Costa Sur, Autlán de Navarro, Jalisco; Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (MACAY), Mérida, Yucatán y en el Centro Estatal de las Artes, Tijuana, Baja California (2020); 3a Edición de FAMA Monterrey, Monterrey, Nuevo León (2020); XL Encuentro Nacional de Arte Joven en el 2020, Casa de la Cultura Victor Sandoval, Aguascalientes y Centro Nacional de las Artes, Ciudad de México; 1a edición de FAIN (Feria de Arte Independiente), Ciudad de México, (2019); Bienal Nacional Monterrey ARTEMERGENTE, Centro de las Artes, Monterrey, Nuevo León (2019); Concurso Internacional de Artes Visuales Primavera 2019”en Cajicá, Colombia (2019) y Salón Acme no. 5, Ciudad de México (2017).
Colección CIAC ha iniciado un programa piloto enfocado en el desarrollo de oportunidades de investigación y aprendizaje para artistas en formación a través de la realización de un viaje grupal de estudio a escenas artísticas del contexto internacional.
Bitácora de un viaje a Nueva York
«En Nueva York la gente es como una autonomía colectiva, todos vienen aquí a desarrollar un proyecto que tiene que ver con sus más profundas aspiraciones y ambiciones”, una frase que nos decía Pablo Helguera el séptimo día de quince donde seis artistas, una curadora y una historiadora de arte convivimos en una especie de ensayo piloto del que, por fortuna o destino, nos tocó vivir. Lo memorable es lo que puede soñarse acerca de un lugar. ¿Qué has soñado acerca de Nueva York? La isla y nosotros, nosotros y la isla, que se olvida que es tal por falta de horizonte, por exceso de verticalidad. Verticalidad vertiginosa, horizontalidad aturdida. Una agenda llena que nos hace dar recorridos que se van registrando a conciencia.
El encuentro con la ciudad también es un encuentro con los compañeros, las caminatas por las calles aledañas a nuestro hotel también son encuentros entre nosotros, a veces las charlas se entrecruzan, se hablan de impresiones de escenas de películas de otras fuentes que nos hacen evocar ese imaginario de lo que es la ciudad de Nueva York. Me voy dejando llevar por una suerte de intuición subconsciente, para que lo inesperado suceda poco a poco.
Generamos en el trayecto del metro o de las caminatas composiciones entre nosotros, en los trayectos rumbo a “nos falta ver”, en los pases de balón en una isla abandonada con conversaciones que se pausan mientras vemos el mapa o hacemos conciencia de la parada en la que nos toca bajarnos.
La ciudad nos hace conocernos. Vamos con destino a nuestras derivas a encontrar cómo relatarlas, en un parque público persiguiendo semillas, en un ferry a Governor´s Island, en una tienda de recursos fotográficos, en un café que parece que tiene historia, en museos donde guardamos silencio y nos perdemos en cada sala que alberga lo intocable.
¿Te ves en alguna pintura? a través de fluctuaciones de gente, pausas breves donde corroborar belleza quizás, o asombro, o lo que buscabas resolver o lo que nunca imaginaste hacer o tu pieza favorita Campos de invierno de Andrew Weth, 1942 o lo más profundamente incómodo como la pieza de Thomas Heatherwick The Vessel, 2021. A cuántos mundos accedimos en tan poco tiempo. Nos entregamos a la sensibilidad, lo asombroso está en todas partes, en la diversidad de rostros y posturas que tiene la gente al caminar, todos con certeza de su destino, al menos en apariencia. En la cafetera pequeña de nuestra cocina que permite hacer dos cafés al mismo tiempo, en el mal humor de la restaurantera china, en cada pared y mampara de los museos oficiales. Todo es ritmo, color, olor y forma. Todo puede dibujarse.
Salimos de los museos con ganas de mirarnos y contarnos: «¿Entraste a ver el video donde está Calder jugando al circo?», «¿notaste las ilustraciones de Pamela Colman Smith?», «¿viste el Tamayo y el Siqueiros que estaban a los costados de Francis Bacon?», «entrando a la sala de Hopper estaba el Cuervo de Andrew Wyeth», «¡Qué sensación las piezas de Michael Heizer!», «¿en qué espacio de Joan Jonas te detuviste?». Nos topamos con piezas que reivindican nuestra existencia, como organización de significados. ¿Qué hacemos aquí? Nos esforzamos por encontrar sentido para alcanzar realidades invisibles.
Los recorridos por los museos nos llevan a la pintura que en su presencia el cuerpo se coordina para acercarse a donde se permite ver detalles; te alejas, miras de lado, de reojo, te agachas a ver detalles, lo craquelado, los tonos rojos deslavados, escenarios con tapices que enmarcan al Greco, Goya, Tiziano, Rembrandt y el encuentro con Muchacha Dormida de Johannes Vermeer, después de 4,214km de distancia, un cuadro de 87 x 76cm pintado hace 633 años, solo aquí su presencia es real. Te sientes más viajera cuando encuentras tu camino. ¿Habrá una forma de encontrar un camino en una obra? donde debes abandonarte a su universo y dejar de lado el intentar comprender para solo mirar como un testigo. El tiempo en el que contemplo estas imágenes está plagado de una emoción que cambia cuando vuelvo en otro tiempo a pensarla. Ningún momento es igual, la pintura tiene todos estos tiempos emocionales acumulados y está presente esa memoria de pensamientos y sensaciones que evocaron en la motivación de pintar. Cada pintura tiene un recuerdo de lo que soy, un residuo de pensamiento, emoción y forma. Mi mirada pasa por las sensaciones de recordar mirar pinturas. Viendo se cree saber mejor cómo aproximar, anticipar o mimar el supuesto acto soberano de conocer.
Voy de una pintura al encuentro de otra que hipnotiza, parece una pugna entre ellas a ver cuál es más seductora, experimentando una suerte de satisfacción al construir trozo a trozo los elementos dispersos que busco para reconstruir mentalmente la que es mi verdad pictórica. Atenta a captar la materialidad de los cuadros: Degas, combina todo, es enérgico y a la vez detallista; Vuillard, es empaste a contraluz; los pasteles de Rosalba Carriera son seda a la vista; los horizontes en la pintura de Louise Bourgeois se despliegan en todas direcciones —es lo familiar individual, una casa invertida, una casa con órganos—. Dan ganas de mecerme en sus colores y aturdirme en sus líneas desfasadas. Lo que pensaba que era una pintura inacabada se vuelve un universo por descubrir; Nicole Eisenman es monumental, todo cabe en su narrativa, no censura, puede haber empastes como puede haber vacíos, me estremece, me invita al atrevimiento.
Los museos tienen ventanas que son escapes para ver la ciudad de nuevo, a recordar que estás entre trillones de ventanas más, a veces esas fugas de mirada al exterior: el ojo o tu imaginación transforma aquello en una pintura; es la luz obstaculizada por los edificios lo que hace que sientas un escenario no reconocible. Vamos de un museo a otro atravesando puentes y subterráneos para encontrarnos con Retrospectiva contextual, Colectivo Chicano de los ochenta, Galerías de Chelsea, Spiritual Family, en los focos de Dan Flavin, en las veinte toneladas de Richard Serra, en el escritorio de Donald Judd, en los reflejos de los ventanales de los grandes rascacielos, en los cartones de Zoe Beloff, en un tiranosaurio rex que quintuplica tu cuerpo, en los árboles rojo ultramar de afuera de Dia: Beacon, en los mensajes de las banquetas: «Smile, it’s not over yet», en la sala de juntas de una galería en Soho, ¿cuéntame una anécdota memorable?.
Relax! Look around, look around!
Todos los lugares van transformándose en recuerdos. Los sabores de setecientas lenguas en una ciudad que no duerme, que destila vapor y alientos de marihuana. La heterotopía es real. El edificio Dakota parecía más siniestro. Delirios en Nueva York, la ciudad y su basura nos incita a ser pepenadores: collares, libros, cassettes, pinturas, cigarros… son los regalos que nos hace una vida consumista.
Todxs en colectivo vamos con un proyecto autónomo que registramos y trasladamos en bitácoras y fotos de bolsillo. Les veo conforme la ciudad nos acomoda. ¿Cuál es tu edificio favorito? ¿Por qué utilizarías eso para una pieza? ¿Cómo hiciste amistades en el metro? ¿Cómo te llevas un generador de arcoíris en tu bolsa? ¿Cómo estás en todas partes? Me veo, nos veo a lo lejos en esa foto que les tomé andando por Central Park, con nostalgia, porque no sé si Nueva York es Nueva York, ¿o éramos nosotros?
Itziar Giner
31 de julio 2022
Itziar Giner
Ciudad de México, México, 1983
Vive y trabaja en Cuernavaca, Morelos, México.
Artista Visual. Dentro de su práctica artística incursiona en la pintura, el dibujo y en colaboraciones escenográficas. Ha realizado diversas exposiciones individuales; la más reciente: Memoria Residual, 2022, en el Centro Morelense de las Artes; Visión Quimérica, 2009, en el Centro Cultural Jardín Borda; La Sonrisa de Ofelia, 2014, en el Museo de la Ciudad de Cuernavaca. Exposiciones colectivas como Acciones de gravedad, 2021, en SAPS, La Tallera; Yo era muy bueno tirando piedras, SAPS La Tallera; Latitud, 2019, en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo, entre otras. En 2019 quedó en la convocatoria de la 5ta Edición de la Escuela de Crítica y Arte dedicada a la crítica feminista a través del Proyecto Siqueiros: La Tallera. Cuenta con importantes distinciones como premio en el XVI Concurso Artístico y Literario de Amigos de la UNESCO, en Girona, España, en 2011. Ha sido seleccionada en la II Bienal de Autorretrato Rubén Herrera, Saltillo, en 2019, también en el XXIX Encuentro Nacional de Arte Joven de Aguascalientes 2009, y en 2007 fue acreedora de la beca de producción artística del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes. Participó en la escenografía del Festival Cervantino XLIII en 2015 y en las obras Ecos Silenciosos y Lídy, La inmolación del yo presentadas en la Ciudad de México en el Palacio de Bellas Artes en 2015. Impartió la materia de Dibujo por más de diez años en la Escuela de Iniciación Artística de la cual fue cofundadora en Cuernavaca Morelos en el Centro Cultural Infantil La Vecindad y en el mismo periodo impartió la materia de Dibujo Anatómico en el Centro Morelense de las Artes y en el Instituto para el Arte y la Restauración Botticelli. Actualmente imparte clases de Dibujo y Representación en el Centro Morelense de las Artes. En 2022 concluyó la Maestría en Producción Artística (MaPA Visual) subsidiada por la beca CONACYT en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Colección CIAC ha iniciado un programa piloto enfocado en el desarrollo de oportunidades de investigación y aprendizaje para artistas en formación a través de la realización de un viaje grupal de estudio a escenas artísticas del contexto internacional.
Nueva York visita mi ciudad
Escribe José Ricardo Chaves sobre el viaje en su libro Peregrino a Oriente: El mejor viajero es el inmóvil. Su cuerpo puede ser roca contemplativa en una cueva lejana o en un apartamento citadino, o bien podría desplazarse por la geografía cual Rolling Stone, pues no está peleado con el movimiento, a condición de que durante el trayecto su mente se aquiete en la transparente otredad, la que se muestra mejor cuando el ojo observador calla, deja de hablar, de parpadear, de proponer categorías y de hacer juicios (esto vendrá después, quizá), pero en los momentos del desplazamiento el ojo pierde su párpado para que lo otro hable y todo lo demás calle.
Sobre la inmovilidad del viajero (Antonio Porchia) ha escrito: “Antes de recorrer mi camino yo era mi camino”. Tal vez por ello comentamos en clase: “el viaje ya comenzó”, nos encontramos en un momento del viaje donde inmóviles desde nuestros hogares somos el camino y el viaje en sí, algunxs, desde la propia preocupación dando click para ver si un milagrito se nos hace, y si las fuerzas gravitatorias de la embajada o los consulados nos echan la manita para abrir citas antes del 2023. Navegantes, navegando en el mar de la posibilidad de una cita. Y otrxs, en búsqueda del pasaporte geopolítico-médico llamado vacuna.
Pero al fin, cuerpos inmóviles, diseñando un posible no caminar, planeando un no plan (o al menos eso intentamos). Un no plan de visita a un lugar donde varixs integrantes del grupo no conocemos, pero por la invasión de imágenes del lugar, al parecer tenemos una gran remota idea de lo que hay, de lo que es y de cómo es. Repensando a Benjamin, podríamos decir que en estos momentos que New York mediante la era de la reproducción de la imagen, nos ha visitado antes de visitarla a ella. De que este viaje puede solo ayudarnos a conocer lo que no nos han mostrado de la ciudad. Lo que ocultan de la misma. Una búsqueda de lo oculto, de lo que ocultan. De lo que no nos habían dicho que es Nueva York.
Retomando el meme en torno a la invasión de las empresas mineras canadienses: «Cuando visitas Canadá, cuando Canadá te visita a ti”. Más allá de la invasión de las grandes transnacionales, manipuladas y lideradas por Yankees, me pregunto cuántas veces, y en qué forma Nueva York me ha visitado a mí, me recorre y su espacio geográfico está en mí, sobre mí o dentro de mí, de mi imaginario. Cuántas veces Nueva York ha tocado y le he abierto mi puerta, cuántas veces ha entrado por los cristales oscuros que reproducen las imágenes grabadas en sus calles o letras escritas sobre ella o inspiradas en ella. En mi trayecto diario, cuántas sucursales hay de Nueva York.
Nueva York, te veo en todos lados, en cuadros al óleo en tiendas departamentales, pinturas de grandes edificaciones, taxis amarillos, y anuncios de neón. En el llaverito del señor de los tamales, que en letras negritas resalta “I Love New York” y que con ganas me quedé de preguntarle si realmente ama nuevo york, porque mis ganas de comerme mi guajolota eran más grandes que la incertidumbre de su posible amor a dicha ciudad. O como forma omnipresente las playeras blancas y negras que abrevian el amor: “I CORAZÓN ROJO NY”, en tiendas de gorras de visera plana unas «NY» yuxtapuestas, y un gran etcétera. Para mí, ahora toma sentido el porqué llamarle Nueva York, y tal vez es porque siempre está en reinvención, en un nuevo espacio, ahí, colonizando,y gentrificando nuestras cuadras, desbordándose de su espacio geográfico, recolonizando, haciéndose siempre nueva y en nuevos lados. Y de todos esos espacios, ¿cuál de todos es Nueva York?, ¿cuál nueva york, de todos los nuevos nueva yorks queremos visitar?
Fabio Morábito dice: “Nos ponemos en camino solo para descubrir que no hacía falta movernos; sin embargo, si no nos movemos, no hay forma de descubrirlo”. Y sí, tal vez estamos planeando un no plan, de un no viaje a un lugar que constantemente nos visita, en todo momento está presente entre nosotrxs. Que inmóviles, le visitamos constantemente. Y que, entre nuestras calles, las ciudades cosmopolitas se han desbordado y ahora se encuentran en todas partes, Starbucks a cada esquina nos lo recuerdan. Sin duda el viaje ya comenzó; darse cuenta de ello no nos ha sido tan complicado, al parecer, me es más difícil tratar de indagar desde cuándo habíamos comenzado el viaje a Nueva York.
Comenta José Chaves que: “Con aires románticos, con melancolía tramposa se elogia mucho al viajero y se le contrapone al vulgar turista. Uno es sagrado, y el otro profano. Uno es profundo —dicen— y el otro es superficial. Y sigo sin entenderlo, «pues…¿no dicen los posmodernos que la profundidad es una ilusión y la superficie vacía el código hiperreal? Más bien, creo que responden a tiempos distintos. Uno, el viajero, es siglo XIX y supone el andar colonialista; el otro, turista, es siglo XX, fauna democrática creada en la granja de la agencia de viajes».
Esta cita me hace repensar el ¿cómo visito yo?, ¿cómo visitaremos?, ¿cómo se visitó NY, en el siglo XXI, después del 11 de septiembre? y, sumando a ello, ¿cómo se visita NY en medio de una pandemia?, ¿y para el viajero del siglo XXI es necesario visitar? Me pregunto: las distopías, reterritorializaciones y desterritorializaciones están a la orden del día, una persona que orgullosamente presume que trabaja en Nueva York, pero trabaja a la distancia, desde Zacatlán de las Manzanas.
Al parecer, la era del viaje, o mínimo del viajero del Siglo XIX Y XX, si bien no ha terminado, sí se ha transformado, las restricciones se suman de poquito a poquito: las visas, los pasaportes no solo son nacionales, ahora se suman los pasaportes médicos y de vacunación. No conforme con ello el pasaporte imaginario que cada país torna y crea sobre su enemigo inventado e imaginario.
De aquí pa’lla, de allá pa’ca
Viajes de una semilla es una prótesis que se desprende del proyecto que actualmente me encuentro desarrollando, el cual lleva por título Las flores del Mal, donde estoy haciendo una exploración visual-orgánica, un análisis natural y visual de diversas formas naturales. Para ello, trabajo generando un diálogo entre las técnicas, inquietudes y los procesos de diversas disciplinas y formas de conocimiento como la alquimia, agricultura, agronomía y ecología con relaciones poético-políticas intrínsecas en la morfología y comportamiento de las formas naturales como plantas, flores, y semillas, todo ello en relación a fenómenos sociales provocados por la hiperproducción florícola en el contexto y región donde nací y crecí: Villa Guerrero, Estado de México.
El proyecto Viajes de una semilla comienza su desarrollo la primera semana de diciembre de 2021, donde por medio de la invitación a formar parte de un viaje de práctica e investigación artística, que se llevó a cabo entre los meses de mayo y junio del 2022, en la ciudad de Nueva York, Filadelfia y Beacon. Mismo que estuvo enfocado en la formación, investigación, diálogo y práctica artística de y para artistas en formación.
Como resultado de la experiencia, reflexión y motivación que ha permeado el viaje de práctica e investigación artística, realicé una bitácora de viaje, que consiste en esta serie de cajas contenedoras de ideas, archivos, textos, imágenes, objetos y diversos materiales orgánicos, obtenidos durante el proceso de planeación del viaje, y el viaje mismo. Con ellas, me interesó y me interesa utilizar el análisis, reflexión natural y el acto del viaje, del traslado contenidos en estas cajas, como medios para repensar, la situación y dinámicas geopolíticas de dos naciones, en este caso, Estados Unidos-México.
De las cuales, hasta el momento, estas reflexiones, analogías y exploraciones visuales y poéticas se encuentran en una fase de experimentación. Puesto que pienso que el viaje no termina cuando uno vuelve a casa: uno se vuelve el viaje, el viaje se adentra en uno en forma de experiencia. Estas cajas son resultado de lo que provoca el viaje: una cierta forma de descomposición, de desequilibrio cotidiano, implosiones. Que hace surgir ideas, que se entrecruzan, se vuelven arbóreas, se ramifican, se entrelazan. El viaje es y provoca rizomas.
Estas, son cajas resultado del desplazamiento, del ruido, del caos, de lo rizomático… rizomas almacenadas aquí en forma de potencias, energías, ideas, disturbios, tranquilidades, una cierta búsqueda y coincidencia de entreinfralevedades alquimicoduchampianoausterianas en la ciudad del deseo [ …].
David López
Villa Guerrero, Estado de México, 1995
Vive y trabaja en Villa Guerrero, Estado de México, México.
Estudió la licenciatura en Artes Plásticas con la especialidad en Arte Conceptual, en la Universidad Autónoma del Estado de México, 2013-2018 y la Maestría en Producción Artística (MaPA Visual) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos 2020-2022. Ha sido beneficiario del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico, PECDA, Estado de México, 2018-2019, del programa Jóvenes creadores, 2021-2022, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACyT, 2020-2022, y del Patronato de Arte Contemporáneo, PAC, con el proyecto independiente el Espacio Doble A: Anexos Artísticos y más bajo el programa curatorial Mexiquenses en Movimiento en dos ocasiones 2021-2022 y 2022-2023.
Ha participado en más de 30 exposiciones colectivas en países como Colombia, Alemania, España y en distintos estados de la república mexicana como Veracruz, Campeche, Yucatán, Estado de México, CDMX; entre las que destacan: Jornadas de Reapropiación, Museo Universitario del Chopo, México, 2014. ¡Ya te cayó el chahuixtle! Atlachinolli kunstverein, Gauiting, Alemania, 2015. México transgeneracional, Facultad de Artes de Cuenca, Sala larga, Cuenca, España, 2016. Biotopo Gráfico, Universidad de Valencia, España, 2019. Trazo Múltiple, gráfica contemporánea desde México, Universidad de Bellas Artes, Pereira, Colombia, 2020. Edith, zwischen fanzine und künstler innen buch, Muenchner Kuenstlerhaus, Múnich, Alemania, 2022.
Ha expuesto cinco veces de forma individual en México y Alemania. Veintidós [101-215] El Museo; Sala Blanca, Toluca, México, 2017. Tiempo-Espacio, Baluarte S. Rosa, Campeche, México, 2017. Ensayar el ensayo, ensayar lo visual, Galería principal, Facultad de Artes, Ciudad Universitaria, Toluca, 2019. Historia en Ruinas, Instituto Nacional de Antropología del Estacionamiento, Toluca, México. 2020. Transformación y diseminación, Not Another White Cube, Múnich, Alemania, 2022. Ha participado en diversos foros bienales y encuentros artísticos de repercusión internacional y nacional como el 3 Encuentro Internacional de Gráfica y Edición de Arte en el 2018, el 5to Festival Internacional de Land-Art en el 2016. La 1ra Bienal Internacional de libro intervenido en el 2017., entre otros.
Colección CIAC ha iniciado un programa piloto enfocado en el desarrollo de oportunidades de investigación y aprendizaje para artistas en formación a través de la realización de un viaje grupal de estudio a escenas artísticas del contexto internacional.
Apuntes de un viaje a Nueva York
Esta bitácora de viaje es entendida como una serie de apuntes sobre la construcción de valor alrededor de los objetos a partir del contexto y los marcos dentro de los que se representan y que determinan su valor como obras de arte y artefactos.
De manera general, me interesa trabajar con las estructuras a partir de las cuales se construye el significado de los objetos, en especial esos objetos que determinamos artefactos, así: arte-facto: hechos de arte; esto es, aquellos objetos que están dentro de las instituciones del arte: museos, galerías, libros, marcos, pedestales, cédulas.
Los apuntes realizados durante el viaje dentro de estas instituciones buscan acercarse a algunas preguntas alrededor de estos temas desde las imágenes, buscando así que la forma no sea definitiva del significado, sino una detonante de posibles a partir de las capacidades asociativas de cada persona que mire.
Trabajando con distintas estrategias que giran alrededor de la fotografía, intento hacer visible las estructuras que el museo busca neutralizar, invirtiendo el papel artefacto-marco, cuestionando así las formas que determinan lo que entendemos por artefactos.
Me interesa el peso físico de las imágenes y la forma en la que nos relacionamos con el objeto-imagen, la fotografía impresa y al alcance de las manos, como un objeto manipulable, por lo que estos ejercicios se han reunido en una Boîte-en-valise inversa, una suerte de bitácora y exposición portátil de no-obras, que a diferencia de la caja de Duchamp, contiene apuntes, no reproducciones de obras concretadas.
Rodrigo Mazari Armida
Ciudad de México, México, 1993
Vive y trabaja en Ciudad de México, México.
Maestro en producción artística (MaPA, UAEM, 2022) y formado como arquitecto (FA, UNAM, 2017), Mazari se ha dedicado completamente a su práctica artística desde 2018. Actualmente es becario del programa Jóvenes Creadores del SACPC (Emisión 2021-2022). En 2019 cursó parcialmente la Maestría en Artes en RMIT, Melbourne, Australia. En 2017 realizó una estancia de investigación en la Alhambra de Granada. Ha sido becario SEP, UNAM, CONACYT y SACPC.
Ha expuesto de manera colectiva a nivel nacional en exposiciones como Acciones de gravedad (SAPS-La Tallera, 2021), Yacimientos (Guadalajara 90210, 2022), Maroma Colectivo I y II (Galería Maroma, 2021, 2022), Contrastes contemporáneos (Centro cultural minero, 2018). También ha colaborado en intervenciones arquitectónicas en museos en México y EU: Pabellón fonográfico (colaboración con Mauricio Rocha, ExTeresa Arte Actual, 2018) y Weaving the Courtyard (Colaboración con Escobedo Solís, MoMA PS1, 2016).
A la par de su práctica, Mazari se ha desempeñado como docente en la Facultad de Arquitectura de la UNAM desde 2017 y ha participado en diversos programas públicos como el conversatorio Conservación de casas-estudio com contenedores de memoria cultural (Casa-estudió Diego Rivera-Frida Kahlo, 2021) y Arena Podcast (2021). Actualmente su obra ha sido publicada en un libro (Suter, Gerardo, Ed., Acciones de gravedad, UAEM, 2021) y ha participado como coautor de otro más (Mendoza Morfín, Gonzalo, Campus central CU. Lecturas de un patrimonio vivo, FA, UNAM, 2019).
Colección CIAC ha iniciado un programa piloto enfocado en el desarrollo de oportunidades de investigación y aprendizaje para artistas en formación a través de la realización de un viaje grupal de estudio a escenas artísticas del contexto internacional.
El propósito de esta bitácora es desarrollar un modelo de investigación esquizofrénico donde la pérdida de la identidad, el lenguaje, la fragmentación de la memoria y las relaciones personales, serán el medio para encontrar una metodología de interpretación de la realidad y la historia. Para esto he ido recolectando una serie de postales, impresiones, anotaciones, amistades, grafitis, murales, huesos, letreros, vistazos y coincidencias reveladoras que canalizan los recuerdos imprecisos con los que reconstruyo el mundo y que han aparecido como por arte de magia durante el trayecto del ensayo. La imagen y la palabra encubren la verdad.Cuando uno dice la verdad nadie la escucha. Si el cerebro fuera tan simple como para comprenderlo, nosotros seríamos tan simples que no podríamos hacerlo. (Leo en el interior de una galleta de la suerte). Algo huele mal y como en toda buena película detectivesca tiene que haber un cadáver exquisito y entre más muerto mejor. La narración se convierte en un listado le recuerdos, objetos, sensaciones, que se extienden sobre las fronteras naturales de nuestro inconsciente. Las imágenes se ensamblan en binomios que crean fugas alternas del pensamiento, de esta manera la canalización de las mismas crea diálogos invertidos y lecturas complejas que se plasman en una imagen fantasma desarrollada desde la relación de los opuestos.
Pablo Vigil Osorio
(México, Distrito Federal, 1984)
Estudió la carrera en artes visuales en el Centro Morelense de las Artes. En 2010 realiza su primera exposición individual en la misma institución educativa, titulada La jauría se anochece y en 2017 monta una exposición individual con mas de 60 piezas, entre dibujos y cerámicas en el Jardín Borda de Cuernavaca Morelos, titulada Serpentinata Tremenda. Ha tenido múltiples exposiciones colectivas, ha concentrado su trabajo en la gráfica y la escultura. Actualmente ha concluido la Maestría en Producción Artística en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Según él, antes de nacer anduvo rolando con una familia de chinos, aunque definitivamente no cree en vidas pasadas, ni futuras. Se baña con agua fría porque le tiene miedo al boiler. Solo una vez logró permanecer un largo periodo en el cerebro de alguien más y ella le pidió que no lo volviera a hacer. Se le ha considerado un pintor mediocre, excelente arquero y se rumora que le encanta bailar solo. Mide casi uno noventa (de puntitas) y últimamente ha soñado muy raro. Su última sinfonía será escrita en el 2044 y tratará sobre el musgo ultramarino en los recuerdos de un árbol.
Colección CIAC ha iniciado un programa piloto enfocado en el desarrollo de oportunidades de investigación y aprendizaje para artistas en formación a través de la realización de un viaje grupal de estudio a escenas artísticas del contexto internacional.
Verme a mí misma viendo Nueva York
Recientemente tuve la fortuna de ser invitada al programa Viaje de Artistas en su Edición Piloto 2022, un viaje de formación y estudio llevado a cabo en la ciudad de Nueva York por parte de la Colección Isabel y Agustín Coppel A.C. en colaboración con la Maestría en Producción Artística (MaPA Visual) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y coordinado por la curadora Sofía Olascoaga.
Definitivamente, el mundo del arte en Nueva York pone a prueba la decisión, intención y la fuerza interna de una, del sentido y del propósito de la propia producción. Es difícil ignorar ideas que han sido puestas allí por otros y que parece que dictan nuestro camino. ¿Cómo no dejarse influenciar por esos impresionantes museos, la pulcritud de esas vitrinas y el valor económico y cultural de esas piezas? Escribo “el mundo del arte neoyorkino” porque no podría decir que conocí Nueva York, fue solo un fragmento de todo lo que significa ese lugar. Conocí todo desde el escaparate, siempre con los ojos bien abiertos como queriendo capturar todo al paso, como lo hicimos desde la pantalla meses antes del viaje. Imposible adentrarse más en tan poco tiempo y con nuestra ocupada agenda de visitas a museos y espacios, la barrera imaginaria estuvo allí siempre. Eran capas de información, unas sobre otras, conviviendo al mismo tiempo. La visión que tengo de ese lugar se ha construido en pedacitos por las vivencias, interpretaciones y los ojos de otros y por mi yo de aquellos días entre mayo y junio. Aunque yo ya había estado allá y volví a estarlo, no conocí nunca Nueva York y pensaba mientras caminaba esas calles en el espíritu de la ciudad que ha ido cambiando y acompañando a sus navegantes.
Esta bitácora resulta en una serie de visiones, imágenes de diferente procedencia —en un sentido técnico, pero también afectivo— que ofrecen el panorama que se ha compuesto en mi mente a partir de la exploración a distancia y en presencia de la ciudad de Nueva York. Las capas de imágenes que acompañan estas letras suponen capas de realidad, capas de conocimiento, o ambas, como antifaces de todo lo que hay detrás de aquellos símbolos y dan vida a un espacio completamente corrompido por mi subjetividad: un paisaje. Buscar un paisaje de aquella ciudad fue un viaje entre la investigación previa al visitar el lugar y los días cuando estuve realmente allí. Desde casa y simultáneamente desde el Internet, me moví entre modelados 3D construidos por desconocidos, navegué las cartografías sintéticas de Google Maps. Siempre recolecté imágenes al paso. Desde mis imágenes más internas y confusas reimaginé la historia de la Historia del cine que cada año cuento a mis alumnxs en clase. Recordé los días que estuve allá esa vez, la forma de las escaleras por fuera de las casas, las calles rayadas, la vista desde el tren que cruza el río camino a New Jersey. Ya en la ciudad intenté caminar por los espacios más antiguos de Nueva York e intenté recrear en mi mente la visión de aquellos que vivían allí antes, siempre me obsesionan las temporalidades. Caminé por la calle #1 Broad St, la calle que intersecta, Pearl Street, que me interesaba especialmente por ser la primera con alumbrado eléctrico. Como si se pudiera volver al principio como en un tablero de juego en la tierra de Lenape. Dentro del Museo de los Nativos Americanos me encontré entre una estética que sentí acogedoramente familiar, conocí un concepto que resuena con la primera inquietud que describo en este texto, el valor de algo en un sentido que va más allá de lo financiero, aunque lo implica pero también representa otros valores. El wampum, un cinturón de piedritas que también me puso a pensar la práctica actual con NFTs.
Esta búsqueda intenta reflejarse en la mezcla de momentos que marcan este camino. En mi composición se integran una capa de mis fotografías de película, que me parecen relevantes por la cantidad de tiempo y concentración que requiere conseguir la imagen, otra capa con fotografías hechas desde el celular, tomadas específicamente para compartir en Internet. Una capa de texto encontrado en la calle, grafiti, protesta o saludo. Una más de pintura de paisaje americano de la escuela de Hudson River, una de mis primeras referencias para imaginar un paisaje de aquel espacio; me interesé mucho por los arcoíris entre cielos morados y rosas que aparecen en los cuadros de Edwin Church y Albert Bierstadt, me parecieron algo más cercano al escenario del paisaje digital de una película de ciencia ficción que a lo que vi de real en aquel lugar. Ese boceto de mi imaginación trata de reflejar en su composición ese choque de visiones que pueden convivir integrándose a destiempo que, de cierta forma, al evidenciar sus diferencias pueden surgir preguntas amplias, específicas o quizá solo recuerdos por el juego simbólico y el lenguaje universal de nuestras experiencias.
Respecto al mundo físico de la naturaleza, el mar era como es el mar, el cielo y el sol eran como son el cielo y el sol. Después del trabajo insaciable que es la observación: ¿qué vemos frente a esas capas y capas de información? Las veladuras se vuelven tan luminosas que funcionarían como una pantalla o un espejo: ¿Qué se encuentra allí? Nuestro reflejo.
En el estanque de mi reflejo reconocí mi estudio y algunas respuestas para preguntas hasta ese momento desconocidas como, curiosamente, el reflejo del agua en aquel cuadro de Turner en el cuarto 20 British Landscape de la Frick Collection donde afortunadamente no permitían la toma de fotografías, lo cual me provocó más ganas de no olvidar esa visión única. El deseo de ver más es una sensación impresionante. Vi un destello de fuego en un cuadro de la serie The progress of Love de Fragonard, los apuntes de composiciones y estudios de Lee Lozano reflejadas en la densidad de las formas que pinta, el tiempo de Nam June Paik hecho un avión de metal que colgaba del cubo blanco. El juego entre el 2D y 3D de tantas piezas, la combinación de colores, texturas, patrones, materiales. En el Museo de Historia Natural, una exposición de gemas y piedras preciosas que brillaban más que una pantalla y que atraían con la fuerza de mil mosquitos.
Podría decir que a partir de esos días mi hambre de ver sigue fuerte pero ahora estoy concentrándome en ver para adentro en un intento por digerir todo este enredo de imágenes que relato. Definitivamente, los ojos son una prueba para ver más allá de ellos. La vida es un milagro colaborativo y probablemente solo estemos existiendo en el sueño del otro. El reto es ir navegando el momento, considerarse creador de todo a tu alrededor y explotar la ficción. Nos podemos enfocar en los propios ritmos de vida, nuestros avances y retrocesos o tendría que decir nuestros ires y venires, intentando que cualquier lugar sea propicio para un despliegue de autoconocimiento. En ese sentido sería fundamental vivir atendiendo el presente, sin buscar una garantía de nuestro destino sino abrir espacios para que la vida suceda frente a la fugacidad de nuestros tiempos, encontrar un punto donde se teja lo real, lo imaginario y lo deseado.
Carolina Villanueva Lucero
Sonora, México, 1989
Vive y trabaja en Ciudad de México, México.
Es licenciada por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado ENPEG “La Esmeralda” donde trabaja como docente en el área de artes tecnológicas y bidimensión. Cursa la Maestría en Producción Artística (MaPA Visual) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Ha participado en exposiciones colectivas dentro y fuera del país, en recintos privados y públicos como el Centro de Cultural Digital en 2018, Mana Contemporary en 2019; dos exposiciones individuales en el Museo de Arte Carrillo Gil en 2018 y Salon Silicón en 2019. Obtuvo el primer lugar de la Bienal de Arte Emergente de Nuevo León 2019. Ha recibido apoyo de FONCA individual y colectivamente.
Su trabajo se desarrolla a partir de relaciones entre la imagen digital y la pintura alrededor de paisajes que vienen de lo imaginario y lo etéreo. Su trabajo explora la correspondencia entre la vida virtual y el mundo físico y cómo estas se intersectan y nutren una a la otra. El uso de colores vívidos y la luz crean un sentido de artificialidad que invita al espectador a explorar en sus propios paisajes internos.