Curaduría: Verana Codina
Séptima curaduría para las oficinas de CIAC, 2020- 2021
La Colección Isabel y Agustín Coppel, CIAC A.C., presenta su séptimo ejercicio curatorial. En esta ocasión, se ha extraído un conjunto de obras para reflexionar sobre la crisis ecológica actual. La selección sugiere una mirada crítica ante el panorama establecido para repensar las formas en las que la sociedad se relaciona con la naturaleza.
“Imagina que caes pero no hay tierra”.
Así abre el texto En caída libre. Un experimento mental sobre la perspectiva vertical de la artista y crítica contemporánea Hito Steyerl. En él, Steyerl plantea la liberación del sujeto desde una analogía con la caída libre como una forma de pérdida de la orientación espacial a raíz de la invención de tecnologías de vigilancia que dieron paso a nuevas visualidades. A través de un breve recorrido por la historia del horizonte, la artista argumenta que esta línea —imaginaria o real—, y con ella el invento de la perspectiva lineal, funcionan como herramientas de control de la representación y, por lo tanto, de la forma de ver y ordenar el mundo.
Consideremos que nuestro sentido de orientación espacial y temporal estuvo dominado durante mucho tiempo por la estabilidad de esta línea que servía, por ejemplo, como un elemento vital para la navegación. Mediante este sistema, el individuo determinaba su ubicación geográfica y también su relación con el entorno, su destino o sus ambiciones.
Este sistema de representación de lo visual colocó al espectador en el centro de la visión del mundo y declaró su posición como norma. Esta inmovilidad, dice Steyerl, dio paso a un punto de vista de la dominación, del control y de la subjetividad. Para Steyerl, el declive de este sistema viene dándose desde el siglo pasado con corrientes que descomponen la imagen como el cubismo o técnicas como el collage; sin embargo, la artista argumenta que se ha intensificado en los últimos años por efecto de las nuevas tecnologías de vigilancia como las vistas aéreas y satelitales. Para ella, la pérdida del horizonte implica entonces la caída de estas construcciones sistemáticas que rigen nuestra mirada y a su vez provocan una liberación del sujeto.
Si el horizonte está inestable, ¿dónde nos encontramos?, ¿cómo nos ubicamos en el mundo?, ¿cómo nos relacionamos con nuestro entorno? Tal vez es en esta inestabilidad podemos encontrar el cambio.
Estas preguntas me llevan a la génesis de la curaduría que surge de una preocupación por las transformaciones cada vez más aceleradas del mundo que habitamos: el cambio climático como consecuencia de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero; la pérdida de biodiversidad, la destrucción de ecosistemas; la acidificación de los océanos; la deforestación; la contaminación de los suelos y del agua por uso de fertilizantes; el propio modelo de consumo —impulsado por las lógicas de la mercadotecnia y la publicidad— fundado en la obsolescencia precoz y programada de los productos en función del beneficio del capital.
Este periodo de crisis ecológica ha sido denominado por algunos sociólogos como el Antropoceno, una nueva era geológica en donde el hombre rivaliza con las fuerzas de la naturaleza. Esto quiere decir que los niveles de devastación y la rapidez con la que el hombre actúa sobre el mundo es equivalente al de cualquier desastre natural.
Desde la crítica sociológica se ha hablado del giro antropocénico, el cual propone replantear el vínculo entre sociedad-naturaleza que desde la modernidad ha trabajado en función del capital y donde la naturaleza existe en tanto se encuentre al servicio del ser humano, en lugar de que este se conciba como parte de aquella.
Al ser el hombre el principal agente del cambio climático, tiene la responsabilidad de resarcir sus acciones en la creación de un nuevo diálogo o una nueva vinculación con otras formas de vida. De girar de nuevo hacia el paisaje, de hacernos uno con la naturaleza, de considerarnos como parte de y no separados de ella. Es urgente repensar la crisis socioecológica desde una perspectiva relacional. A través de nociones como posextractivismo y decrecimiento podemos pensar en horizontes (inestables) de cambio y alternativas civilizatorias basadas en otra racionalidad ambiental, desde lo común, desde otras formas de organización social.
Las obras seleccionadas son recordatorios del problema pero también de las formas en las que podemos generar un cambio. Durante el recorrido hallamos piezas como las de Vivian Suter, Irene Kopelman, Ana Mendieta y Sofía Táboas —de cuya obra tomé el título para esta curaduría—, las cuales suponen estrategias que propician una revinculación con el paisaje, mientras que artistas como Wilhlem Sasnal, Eduardo Abaroa o Superflex apuntan directamente a la crisis ecológica.
En su serie Siluetas (1973-1980), Mendieta imprime la huella de su propio cuerpo sobre terrenos llanos, montículos de tierra, piedras y ruinas, lo que resulta en la fusión simbólica del cuerpo con la naturaleza, proceso al que ella llama “retorno a la tierra”. Kopelman, por ejemplo, se vincula con el entorno a través del dibujo; durante sus múltiples expediciones por el mundo la artista pasa largos periodos de observación del paisaje con el objetivo de desarrollar un interés específico sobre alguna particularidad del entorno natural. En cambio, Suter se relaciona con el ambiente a través de la pintura. La artista —que reside en la zona del Lago de Atitlán en Guatemala— trabaja tanto en su estudio como al exterior y es frecuente que sus lienzos permanezcan afuera de aquel mientras se secan, expuestos a la vegetación densa y al clima de la zona. Por lo tanto, a sus pinturas se le adhieren elementos del ambiente, como tierra, material botánico, microorganismos y manchas de lodo.
Por otro lado —el lado oscuro—, encontramos piezas como Incendio Digital obsoleto (2005) en donde Abaroa, con el uso de popotes, presenta un panorama distópico en el que lo digital y artificial ha tomado el papel del ecosistema natural. La instalación toma la forma de corales que se van desplazando por el muro, donde el uso del material propone significados como la producción masiva de artúculos de plástico y con ella, la destrucción del entorno natural. Junto a esta se encuentra Amphibious (Login-Logout) (2005), de los artistas Jennifer Allora y Guillermo Calzadilla, estas obras se asocian si pensamos en recientes campañas ambientales sobre el impacto que estos plásticos generan en la fauna marítima. En la misma línea se ubica Petroleum (2010), un paisaje desértico invadido por manchas negras que sugieren la presencia de pozos de petróleo. Sasnal se interesó en el petróleo como un indicador de la economía contemporánea y al mismo tiempo trae a cuenta lo que su extracción y consumo implican para el medio ambiente.
¿Y cómo pasar desapercibido el enorme letrero neón? El colectivo Superflex apunta a la idea anteriormente mencionada sobre el Antropoceno; It is not the end of the world (2019) refiere a un desastre natural en específico: el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia y el desmedido aumento del nivel del mar. Para el colectivo se aproxima un futuro distópico, sin embargo la frase posa una esperanza en la capacidad resiliente de la Tierra, incluso en una era poshumana.
Si volvemos a lo planteado por Hito Steyerl, encontramos que es en la inestabilidad, en la caída libre y en la transformación de ese horizonte donde radica realmente la lucha por la liberación de lo sistémico. Ya no podemos pensar el espacio como un horizonte fijo, sino como uno en movimiento.
Eduardo Abaroa
24 piezas de popotes de plástico y silicón
Dimensiones variables
Allora & Calzadilla
Video transferido a formato DVD
6 min 17 seg
Juan Carlos Alom
Impresión sobre gelatina de plata
37 x 36 cm
Elena Damiani
Piedra volcánica, mármol blanco de Durango, mármol negro de Monterrey y latón
163 x 163 cm
Mario García Torres
Polvo de metal sobre lienzo
60 x 45 cm
Irene Kopelman
Acrílico sobre lienzo
220 x 310 x 2.5 cm
Irene Kopelman
Acrílico sobre lienzo
220 x 310 x 2.5 cm
Zoe Leonard
Impresión plata sobre gelatina
30 x 21 cm
Zoe Leonard
Impresión plata sobre gelatina
29.5 x 21 cm
Jorge Méndez Blake
Vinil de contacto
Dimensiones variables
Ana Mendieta
Impresión de época a color
33.7 x 50.8 cm
Juan Rulfo
15 fotografías impresas en plata gelatina
39 x 39 cm
Wilhelm Sasnal
Óleo sobre lienzo
160 x 120 cm
Superflex
Letras de aluminio, luces LED y plexiglás
400.1 x 59.7 cm
Associated Press/ U.S. Air Force
Impresión sobre gelatina de plata
18 .1 x 22.8 cm
Adrián Villar Rojas
Impresión de inyección de tinta, acuarela, pintura acrílica y lápiz sobre papel
36.4 x 43.3 cm
Sofía Táboas
Tinta, tinta metálica, carbono, grafito y pastel en cartulina 285 g
28 x 21.5 cm
Sofía Táboas
Tinta, tinta metálica, carbono, grafito y pastel en cartulina 285 g
28 x 21.5 cm
Sofía Táboas
Tinta, tinta metálica, carbono, grafito y pastel en cartulina 285 g
28 x 21.5 cm
Sofía Táboas
Tinta, tinta metálica, carbono, grafito y pastel en cartulina 285 g
28 x 21.5 cm