2015
“En aquel Imperio, el arte de la Cartografía logró tal perfección que el mapa de una sola provincia ocupaba toda una ciudad, y el mapa del Imperio, toda una provincia. Con el tiempo, estos mapas desmesurados no satisficieron y los colegios de cartógrafos levantaron un mapa del Imperio que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos adictas al estudio de la cartografía, las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y no sin impiedad lo entregaron a las inclemencias del sol y los inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas ruinas del mapa, habitadas por animales y por mendigos; en todo el país no hay otra reliquia de las disciplinas geográficas”.
—Suárez Miranda, «Viajes de varones prudentes. Libro cuarto», cap. XLV, Lérida,16581. En Del rigor en la ciencia, de Jorge Luis Borges
“Preveo que cuando un hombre haya convertido un hecho de la imaginación en un hecho de su entendimiento, todos los hombres a la larga establecerán sus vidas sobre esa base”.
—Henry David Thoreau, en Walden, La vida en los bosques.
Un trabajo de investigación o selección curatorial comienza normalmente por establecer coordenadas —temporales, espaciales, o temáticas— que permitan delimitar el universo de ideas, imágenes y objetos al que se enfrenta quien la realiza. Para propósitos prácticos o con la intención de acomodar el caos, si se quiere, es preciso mostrar desde dónde se parte, cuándo se llegará y hasta dónde alcanzará la vista.
Esta selección, sin embargo, no ha sido acotada desde planos temporales o espaciales (aunque no pueda evitarlos en su propio transcurso por el espacio y tiempo de exhibición), sino justamente desde el interés por mostrar los intentos de diversos artistas por transgredir los sistemas de referencia que definen esos planos para repensar con ello los modos en los cuales se percibe y cimienta el mundo.
Por ejemplo, artistas como Hélio Oiticica y Jesús Rafael Soto trataron hace más de cincuenta años, y a través de distintas estrategias, de romper el carácter bidimensional y compositivo que estaba asociado a la pintura. Algunas décadas después, y luego de la asimilación de esas rupturas, artistas como Stephen Prina, Fernando Ortega, Marlo Pascual o Haris Epaminonda, han trabajado uniendo imágenes y objetos para crear una especie de continuidad entre la representación y lo objetual para con ello indagar en la bidimensionalidad y tridimensionalidad de los sistemas de referencia.
En su práctica artística, Valie Export, Sigurdur Gudmundsson o Charles Ray también trabajan el espacio, pero a partir de la relación entre este y sus propios cuerpos. Las obras exhibidas aquí estudian la construcción del sujeto a partir de su ubicación en el espacio físico o social y piensan en las cualidades escultóricas del cuerpo humano.
Las piezas de Jorge Macchi o Francisco Ugarte, por otro lado, trabajan con la creación de espacialidades a partir del lenguaje escrito, utilizando la evocación y la alusión como estrategias que les permiten también construir espacios “conceptuales”. En ese mismo sentido se inscribe la pieza de Marcel Broodthaers que forma parte de su museo ficticio, aquel que luego el artista materializó en su propio departamento.
Desde la fotografía, otros artistas como Zoe Leonard, Ryuji Miyamoto, Aart Klein o Edmund Collein, trabajan con la representación de paisajes naturales y citadinos o con abstracciones formales que recuerdan tanto a los primeros como a los segundos.
A pesar de que la mayoría de esas fotografías son referencias a sitios que existen en un mapa, su carácter representacional les confiere la cualidad de fragmentos: incapaces de presentar la completud de un sitio.
Finalmente, el video de Adrien Missika o la pieza de Tatiana Trouvé pretenden irrumpir, a través de estrategias perceptuales que desvían o exageran las estructuras de nuestros sistemas de referencia, en las concepciones convencionales del espacio y el tiempo. En algunos casos, como lo plantea la obra de Jimmie Durham, los sistemas de referencia y los lenguajes son también sistemas de poder.
Es importante notar que las dimensiones espaciales y temporales que atraviesan el lenguaje artístico son empleadas por los creadores aquí seleccionados para vulnerar las estructuras del mismo sistema. En ocasiones, solo es posible romper con ciertos supuestos desde sus propios mecanismos. Después de todo, el tiempo y el espacio son también un tipo de lenguaje, susceptible de transformarse a través de sus usos.
Cuando las búsquedas formales logran romper un trozo del tejido que denominamos universo, se genera un punto de escape. Es a través de esas rasgaduras o intersticios creados desde los lenguajes, que es posible ver otras realidades y ensayar otras percepciones, que conducirían —o han conducido ya— a existencias distintas.
Stephen Prina
Cordón negro y clavo
Dimensiones Panel izquierdo: 50.4 x 42.4 cm, Panel derecho: 75.5 x 92.5 cm
Adrien Missika
Video Super 8 transferido a Blue Ray
9 min 7 seg
Fernando Ortega
Tabla de madera, vidrio e impresión cromógena
347 x 30 x 4 cm
Edmund Collein
Impresión plata en gelatina, montada sobre cartón negro
11.5 x 24.7 cm
Edmund Collein
Impresión plata sobre gelatina, montada sobre cartón negro
8 x 5.5 cm
Jimmie Durham
Obsidiana, espejo, madera y cable eléctrico de color rojo.
200 x 80 x 80 cm
Tatiana Trouvé
Madera, cobre, metal, resina y carbón
40 x 370 x 40 cm
Néstor Quiñones
Acrilico, madera, malla y objeto.
137 x 108 x 17 cm
Jesús Rafael Soto
Madera, pintura, acero y nylon
44 x 86 x 35.5 cm
Sigurdur Gudmundsson
Impresiones de plata sobre papel de fibra, FlexFrame, texto, panel de madera
26 x 125 x 8 cm
VALIE EXPORT
Fotografía blanco y negro
125 x 186 cm
Charles Ray
9 fotografías en blanco y negro
21.5 x 190.5 cm
Zoe Leonard
Impresión plata sobre gelatina
30 x 21 cm
Jorge Macchi
Recortes de periódico sobre papel
56 x 75 cm
Francisco Ugarte
10 páginas intervenidas con lápiz (5 páginas extraídas del libro Pedro Páramo y 5 del libro Llano en llamas).
33 x 24 x 3 cm
Ryuji Miyamoto
Impresión plata sobre gelatina
50 x 60 cm